lunes, 25 de mayo de 2009

Óbito



Imagen: Radnor St. Cemetery

Era el día de su entierro. El problema es que se sentía más lleno de vida que nunca. Había gozo en su corazón, risa en su alma, amor en sus pupilas. Su familia y sus amigos habían decidido que era hora de decirle adiós. Las flores primorosas, el cajón oval, la música sutil, el café y los cigarrillos. Y él, paseando por todas las habitaciones, tratando de convencerles que era un error, mírenme, carajo, por estas venas corre sangre todavía. No había caso. Era como si no existiera.

Lo limpiaron, le vistieron con el mejor de sus trajes, el de matrimonio, le peinaron y le engominaron el bigote de gallardo coronel. Y él reclamando, que no, que nunca había llevado el cabello para la derecha, que nadie me conoce en esta familia, esos lentes son para leer, esos zapatos siempre me causaron calambres. Daba lo mismo. Lo colocaron en el cajón como a un delicioso recién nacido.

Llegaron los dolientes, las lloronas. Se tomaron el café y se fumaron los cigarrillos. A él, ni una mirada. Él, en su cajón, soltaba su diatriba.

Lo enterraron a las cinco de la tarde, sin lluvias, sin grandes ceremonias, vivo.

9 comentarios:

Alejandro Ramírez Giraldo dijo...

Relato de terror. Qué angustiante situación la que describes. Y es muy buena la frialdad con la que narras esa situación indescriptible.

Besos tropicales...

Javier López dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Aimara dijo...

Pobre hombre ¿no? la verdad es que ni siquiera que estuviera muerto era lo importante aqui, mas bien el que no se hubiera dado cuenta el interesado, pero ¿tu te diste cuenta? ;-)
Tengo un nuevo blos y me gustaria que pasaras por él.

http://aportesdeluz.blogspot.com/

Besos astrales y mucha Luz!!

josé rasero dijo...

¡Qué tremendo! ¡Y qué bien escrito, así, como si nada!
Besos

Oriana P. S. dijo...

Muchas gracias a los cuatro por sus comentarios. :)

Reparto más besos, de los polares.

josé rasero dijo...

Oriana, a veces hay voces tuyas en mi nave que tardo en responder, solo es porque se me pasa mirar, las neuronas...
Son muy bellas siempre tus voces
Besos

Rafael Vázquez dijo...

"...Lo enterraron a las cinco de la tarde, sin lluvias, sin grandes ceremonias, vivo".

Sin palabras, Oriana. Una pequeña obra maestra tu microcuento.

Martín Gardella dijo...

Siempre tengo miedo de que me ocurra algo así. Muy bien contado Oriana! Me gustó mucho! Felicitaciones! Un beso

Víctor dijo...

Me gustó. A veces, la opinión de los demás se impone a la propia y nos dejamos arrastrar. Si dicen que has muerto, has muerto, no hay remedio.

Un saludo lelo!