sábado, 21 de noviembre de 2009

Amor propio


Imagen: El hombre de la flor amarilla de Emilio Pettoruti

Se miraba en el espejo detenidamente. Pliegues, formas, líneas y curvas. Cada centímetro de su piel le parecía exquisitamente tallada y, con sus dedos, dibujaba caminos de deleite y admiración. Sus cabellos primorosos, como los de un ángel recién nacido, adornaban espléndidamente la perfección de sus ojos armoniosos y simétricos. Nunca había él visto algo tan hermoso, y ahí estaba, frente a él, la imagen de sí mismo.

Nunca consideró que el resto de las criaturas estuvieran a su altura. Se alimentaba de vegetales y carnes cuidadosamente seleccionadas por él, perfectas, impolutas, imposibles. Pero siempre quedaba con un sentimiento profundo de insatisfacción.

“Uno es lo que come”, pensó aquel día. Y mientras se observaba, una sensación de vacío se producía en su estómago. Trataba de convencerse a sí mismo que nunca habrá algo mejor en el universo que él mismo. Narciso se miró las manos cuidadosamente, la palma con el destino de la belleza trazado en ella, los dedos finos y largos como cuellos de cisne.

Pensando que el mejor banquete sería su propio cuerpo, empezó por comerse las uñas...

8 comentarios:

Salemo dijo...

Muy bueno.
Soy un comedor de uñas compulsivo. Confieso que también bastante Narciso. Espero no terminar auto-fagositandome.

Ogui dijo...

Si de joven no lo logré, a la vejez debo estar demasiado correoso para intentarlo. Muy interesante la reflexión y que lo hayas ilustrado a través de un argentino. Sobre todo por el narcisismo de los mismos... jajaj!

josé rasero dijo...

Me encantó, damisela!! Besos sin narcisismo!!

Oriana P. S. dijo...

Dorelo: Nunca he comprendido el hábito (la manía) de comerse la uñas. Pero supongo que siendo uno medio Narciso, pues le parecerán con sabor a gloria...

Don Ranea: Ni lo intente, mejor use sus dedos para escribir cuentitos buenos como los que usted ya sabe. Y de los argentinos... conozco algunos y me caen muy bien, pero la fama les precede :P Hasta ahora no he visto nada.

Jose: Eah! Un gustazo que pases por acá... y más aún que te haya gustado el cuentito. Besitos con y sin narcisismo! :)

Esteban Dublín dijo...

El buen Narciso, siempre dándome ejemplo, tal vez por eso las pocas uñas que me quedan.

Besos, Oriana.

Anónimo dijo...

Guauu... ¿comerse las uñas? eso es puuuuro nerviosismo!

Eres original...Me gustó


Saludos

Laura dijo...

Me encantó!

Muy original!

Cariños

Oriana P. S. dijo...

Esteban: No te comas las uñas. Repito, no comprendo ese hábito... aunque el hábito no hace al monje... o sí?

Amgy y Laura: Qué gusto que hayan pasado por aquí, ojalá las vuelva a ver. Muchas gracias por comentar :) Saludotes.