jueves, 13 de noviembre de 2008


Déjame en paz.
Quiero dormir, quiero descansar.
Desaparece tú, que esta vez no voy a desaparecer yo.
Termina con tus juegos mentales, no pretendo gritar.
Líneas muertas, no necesito decirte que no hay nada acá para ti.
Déjame tranquila.

Déjame en paz, por favor.
¿Hasta dónde piensas llegar?
Para siempre, pero nunca. Este es el límite para mí.
Al borde del precipicio, pero yo no puedo volar.
Te dejo, con las caricias regaladas, las que te dí, las que me arrebataste, las que nacieron, las imposibles, las que dibujamos, las obligadas, las nerviosas, las extrañas, las humanas, las inhumanas, las azules, las dadas, las recibidas, las de rosas, las de vino, las de velas encendidas, las de Cuba, las oscuras, las prohibidas, las equivocadas, las atrevidas, las de mariposas, las robadas, las negadas, las contadas, las no contadas, las soñadas, las anheladas, las suspiradas, las reclamadas, las que quiero, las que quieres, las escritas, las cibernéticas, las reales, las de piel con piel, las nacidas en tus ojos, las formadas en mis manos, las gélidas, las que nunca te dí, las en llamas, las pedidas, las voluntarias, las de lluvia, las de amigos, las de amantes, las de noche, las de día, las tontas, las dolorosas, las deliciosas, las que no sabes, las que no existen y las que no existirán.
Te las dejo todas, porque yo ya no las quiero.

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